miércoles, noviembre 01, 2006

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas eternas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

sábado, octubre 28, 2006

El Beato Hermano Francisco Garate, S.J.

Nació el día 3 de Febrero de 1857, en el caserío Recarte del Valle de Azpeitia (Guipúzcoa). Vivió 72 años, de ellos 55 en la Compañía de Jesús, desempeñando los 41 últimos con toda fidelidad el cargo de Portero en la Universidad de Deusto (Bilbao), donde murió en olor de Santidad el día 9 de Septiembre de 1929.

NOVENA O TRIDUO
ORACION PARA TODOS LOS DIAS

Amorosísimo Dios, que nos mostrasteis con las admirables virtudes del beato H.° Francisco Gárate, cuán dichosa es a vuestros ojos la vida escondida en humildad, obediencia y trabajo: dignaos glorificar a vuestro siervo ante la Iglesia, concediéndonos la gracia que pedimos por su intercesión, si ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de nuestras almas. Asía sea.

(Padrenuestro, Avemaria y Gloria)

viernes, septiembre 08, 2006

Del nacimiento dichoso de María santísima y Señora nuestra; los favores que luego recibió de mano del Altísimo; y cómo la pusieron el nombre

Llegó el día alegre para el mundo del parto felicísimo de santa Ana y nacimiento de la que venía a él santificada y consagrada para Madre del mismo Dios. Sucedió este parto a los ocho días de septiembre, cumplidos nueve meses enteros después de la concepción del alma satísima de nuestra Reina y Señora. Fue prevenida su madre Ana con ilustración interior, en que el Señor de dio aviso cómo llegaba la hora de su parto. Y llena de gozo del divino Espíritu atendió a su voz; y postrada en oración pidió al Señor la asistiese su gracia y protección para el buen suceso de su parto. Sintió luego un movimiento en el vientre, que es el natural de las criaturas para salir a luz; y la más que dichosa niña María al mismo tiempo fue arreb atada por providencia y virtud divina en un éxtasis altísimo, en el cual absorta y abstraída de todas las operaciones sensitivas nació al mundo sin percibirlo por el sentido; como pudiera conocerlo por ellos, si junto con el uso de razón que tenía, los dejara obrar naturalmente en aquella hora; pero el poder del Muy Alto lo dispuso en esta forma, para que la Princesa del cielo no sintiese lo natural de aquel suceso del parto.
Nació pura, limpia, hermosa y llena toda de gracias, publicando en ellas que venía libre de la ley y tributo del pecado; y aunque nació como los demás hijos de Adán en la sustancia, pero con tales condiciones y accidentes de gracias, que hicieron este nacimiento milagroso y admirable para toda la naturaleza y alabaanza eterna del Autor. Salió, pues, este divino lucero al mundo a las hoce horas de la noche, comenzando a dividir la de la antigua ley y primeras tinieblas del día nuevo de la gracia, que ya quería amanecer. Envolviéronla en paños y fue puesta y aliñada como los demás niños la que tenía su mente en la divinidad, y tratada como párvula la que en sabiduría excedía a los mortales y a los mismos ángeles. No consintió su madre que por otras manos fuese tratada entonces, antes ella por las suyas la envolvió en las mantillas, sin embarazarle el sobreparto; porque fue libre de las pensiones onerosas que tienen de ordinario las otras madres de sus partos.

Dal: Capitulo 21, Libro I, de la Mistica Ciudad de Dios, Vida de María, de Sor María de Jesús de Ágreda, edición Madrid, 1970

miércoles, agosto 30, 2006

Oración de la madre cristiana por los hijos

Milagrosa imagen hallada por Bernardino Leon el 10 de agosto de 1685 en uno de los cerros más escarpados que rodean a Bogotá

Espíritu Santo, concédeme para mí, para mi esposo y mis hijos por mediación de la Santísima Virgen de la Peña, aquellos dones divinos con que fortalecisteis a los Apóstoles; aquellas gracias poderosas que iluminan el entendimiento, fortalecen la voluntad y vencen gloriosamente la concupiscencia. Concededles el don de una clara inteligencia, el conocimiento del bien y la buena voluntad de ejecutarlo. Tomad, oh Madre Amorisísima de la Peña, bajo vuestra protección vergonzosa, libradlos de caer en los lazos de la secucción con que el enemigo intenta hacerlos caer en el pecado. Hacedlos humildes, honrados, temerosos de Dios, amantes de la virtud y de la Religión. Dadles gracias para vencer sus vicios y pasiones, y a mí concededme la gracia y el acierto necesario para dirigirlos y hacerme obedecer de ellos.
Así lo espero de vuestra bondad, oh Madre de Dios y Madre nuestra. Amén.

Bogotá, agosto 6 de 1974
Joaquin Garcia Ordoñez, Administrador Apostólico

lunes, julio 31, 2006

Las promesas de la Sma. Virgen a los devotos del Santo Rosario

En una de las apariciones al Beato Alano la Stma. Virgen hizo las siguientes promesas a los devotos del Rosario:
Prometo especial protección a los que rezan mi Rosario, haré germinar en ellos las virtudes, destruiré los vicios y convertiré a los pecadores. Con el Rosario alcanzarán la perseverancia los justos, y no morirán sin los auxilios de la Iglesia. Los que se encomienden a mi Rosario no perecerán, morirán en gracia y los sacaré pronto del purgatorio. Los que propaguen la devoción al Rosario les socorreré en todas sus necesidades. Todo lo bueno que se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente. Con el Rosario, el cristiano destruirá las herejías y alcanzará el remedio a todos sus males. La devoción al Rosario es signo de predestinación.

sábado, junio 24, 2006

Hallazgo de la Santísima Virgen de Guadalupe, España

Guadalupe, Cáceres
Imagen: Pastor y clérigos de Cáceres descubren, junto al río Guadalupe, la Imagen de Nuestra Señora. Lienzo de Juan de Santa María, siglo XVII.

Historia, tradición y leyenda se entremezclan en los orígenes de la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. La leyenda, conocida ciertamente en el siglo XVI y nacida Dios sabe cómo, pretende remontar sus orígenes al evangelista San Lucas. Antes de morir María, habría tallado varias copias tomándola como modelo. Tanta devoción cobró a una de ellas, que quiso fuese enterrada con él en su sepulcro de Acaya (Asia Menor).
Cuando a mediados del siglo IV se hallaron los restos de este evangelista, también apareció la imagen de la Señora. Y fueron trasladados a Bizancio.
Pronto el icono de María gozó de gran devoción, pues a su intercesión se debió un prodigio operado con motivo de un terremoto que azotó la ciudad, por el año 446.
Un siglo más tarde se encontaron en Bizancio el cardenal Gregorio, enviado por el papa Pelagio II como nuncio apostólico ante el emperador, y San Leandro, arzobispo de Sevilla que había acudido a la capital del Imperio de parte de su rey San Hermenegildo para solicitar ayuda cotra los moros. Gregorio y Leandro quedaron unidos por profunda amistad. Corría del año 581.
Durante su estancia en Bizancio murió el emperador Tiberio II, sucediéndole Mauricio - 582 -, que amaba grandemente a Gregorio. Al ser éste llamado a Roma por el papa, el emperador le regaló entre otras cosas la milagrosa imagen, la cabeza de San Lucas y un brazo de San Andrés.
Elevado Gregorio al solio pontificio en el año 590, puso la devota imagen en su oratorio privado; y sacándola en procesión con motivo de una cruel pestilencia que asoló a la Ciudad Eterna, vieron los romanos con asombro cómo la peste se calmaba al aparecer un ángel sobre el pueblo, a la altura de un castillo - desde entonces denominado de Sant Angelo -, limpiando sangre de una espada, mientras un coro de espíritus celestiales entonaba el "Regina Coeli laetare, alleluia", a lo que el papa, conmovido, añadió: "Ora pro nobis Deum, alleluia".
La leyenda continúa y se hace tradición en el primer documento historiográfico que poseemos, un pequeño códice manuscrito que lleva por título Fundación antigua desta casa de Guadalupe, que salió del monasterio con la desamortización de 1835 y que actualmente está en el Archivo Histórico Nacional de Madrid.
Parece que se escribió en dos épocas diferentes: la primera parte - que llega hasta el f° 14 vto. data del año 1400, según indica una apostilla que leemos al pie del f° último; y la parte segunda - que se extiende desde el f° 15 hasta el 23 -, fue escrita en 1440. Pero no podemos descartar que existiesen unas redacciones mucho más primitivas, que como guión fundamental hubiesen servido de base al texto definitivo.
Según este precioso códice, el papa Gregorio mandó la imagen milagrosa a su amigo San Leandro, con ocasión de hallarse en la Ciudad Eterna su hermano San Isidoro. Después de calmar una tempestad en el mar, llegó la Virgen al puerto de Sevilla, donde San Leandro la recibió con todo el pueblo. El santo arzobispo la colocó en su iglesia principal, y aquí recibió ferviente culto hasta la invasión musulmana. Para librarla de la profanación, fue sacada de Sevilla por unos piadosos clérigos con otras reliquias, y escondida junto al rio Guadalupe en la sierra de las Villuercas, permaneciendo enterrada hasta su descubrimiento por Gil Cordero, probablemente reinando en León y Castilla Alfonso X (1252-1284), o quizáz antes.
La aparición de la Virgen y el hallazgo de la Imagen viene contado en nuestro texto con simplicidad encantadora.
En la dehesa de Guadalupe, cerca de Alía, se hallaban unos vaqueros con sus ganados. A uno de ellos, natural de Cáceres, se le perdió una vaca. Tres días la anduvo buscando infructuosamente. Por fin, entre unos robledales y cerca de una fuente la encontró muerta, "muy maravillado, por cuanto no estaba mordida de lobos ni herida de otra cosa". Para aprovechar al menos la piel, sacó su cuchillo dispuesto a desollarla "y abriéndola por el pecho a manera de cruz - según es costumbre de desollar - en esa hora se levantó aquella vaca". Este fue el momento en que la Virgen María se le apareció al vaquero, diciéndole que no tuviese miedo, pues Ella era la Madre de Dios, añadiendo que pusiese la vaca resucitada con las otras y que avisase a los clérigos de su tierra para que se acercasen a ese lugar y cavasen en él. Encontrarían una imagen suya.
Después de despedirse de sus compañeros, partió para Cáceres. Al llegar a casa encontró a su mujer hecha un mar de lágrimas, pues un hijo suyo acababa de morir. El, después de consolarla, la invitó con fe a confiar en la Señora - Santa María de Guadalupe -, que se le había aparecido, y le suplicó resucitase a su hijo al que había prometido como servidor perpetuo de su Casa. "En esa hora se levantó el mozo vivo y sano, y dijo a su padre: Señor padre, aguisad y vamos para Santa María de Guadalupe". Todos quedaron maravillados del prodigio, y dirigiéndose a los clérigos presentes les relató todo cuanto le había encargado la Señora. Una vez descubriesen su imagen, tenían que edificarle allí mismo una casa.
Todos partieron con el vaquero al lugar indicado, "y cavando en aquel mismo lugar, hallaron una cueva a manera de sepulcro y sacaron la imagen de Nuestra Señora Santa María y una campanilla que estaba con Ella, y la piedra sobre que estaba asentada".
Edificaron una casa muy pequeña, "de ramas secas y palos verdes y la cubrieron de corchas". El pastor se quedó allí como guardador, juntamente con su mujer e hijos.
Pronto se extendió por toda España la fama de esta Virgen por los milagros que contínuamente procuraba "a muchos enfermos de muchas enfermedades".

domingo, mayo 28, 2006

Beata R. M. Maria Rafols

Fundadora del Instiuto de HH. de la Caridad de Santa Ana y Heroína de los Sitios de Zaragoza

Nacida en Villafranca del Panadés, 5 noviembre 1781; fundó en 1804 con otras once compañeras, bajo la dirección del presbitero don Juan Bonal, en el Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, de Zaragoza, la congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana, siendo su primera Superiora. En los Sitios de Zaragoza fueron tan grandes los servicios de la Caridad heróica que prestó a la ciudad, que la Patria, agradecida, la proclamó su Heroína. Sufrió con paciencia, humildad y resignación admirables, la cárcel y el destierro, y acrisolada con penosa enfermedad en la que dió ejemplos de todas las virtudes, bendecida por todos, murió con la muerte de los justos el 30 de agosto de 1853.

Romae, die 22-II-1952 - Nihil obstat S. Natucci, Fidei Promotor Gen.

sábado, mayo 27, 2006

Santuario del Castañar - Fiesta y Romería

Entre las fiestas importantes y tradicionales hemos de citar la "Romería" del pueblo de la Garganta, que - con el Ayuntamiento al frente - viene cada año en la segunda fiesta de Pentecostés para dar gracias a la Virgen, aparecida a unos paisanos suyos. Llegados al Santuario, se celebra una misa solemne en la que nunca faltan unas palabras para cantar las excelencias de la Madre. Terminada la misa, se reunen todos los romeros bajo los castaños para hacer una comida de hermandad, después de la cual se organiza un alegre baile regional y unas vistosas carreras de caballos. De regreso, al estar en la cumbre de la montaña, desde la que divisan el pueblo ya, el Ayuntamiento paga a todos una merienda-cena.
El pueblo de Béjar celebra dos novenas a la Virgen: La de la "Aparición", en Marzo, que concluye el día 25 con el cambio de Varas de los Abades; y la más viva, solemne y emotiva que concluye con la fiesta de la Virgen - el 8 de Septiembre - y que es una demostración del cariño y de la devoción que los hijos de Béjar y su Comarca tienen a su Madre y Patrona.
En la tarde de la fiesta es tradicional la corrida de toros en la plaza más antigua de España, construida al lado y en honor de la Virgen.

El Santuario de Nuestra Señora del Castañar por dentro

Cualquiera que visite el Santuario va a llevarse una agradable sorpresa, al descubrir en él un bonito y cuidado retablo barroco, obra de la escuela salmantina e inspirado en Churriguera, de la primera mitad de 1700. De la misma época y autor son los dos altares laterales. La talla del Crucificado que preside uno de ellos, es obra del hermano Domingo y fue retocada en 1720 por Ventura de Lirios.
Una de las cosas que pasan más desapercibidas por los visitantes - pero de verdadero mérito - es el herraje del balcón del Camarín que mira al atrio y que en muchas ocasiones ha servido de púlpito. Se debe al maestro cerrajero Nicolás Vidal y es de 1775.
En medio del retablo, la Imagen de la Virgen. Se ignora cuándo fue labrada. Lo cierto es que - con el tiempo - se fue ennegreciendo su faz y en 1806 el Visitador Eclesiástico de Plasencia, manda que sean retocadas su cara y sus manos. Está vestida con finos y ricos mantos.
Por lo que a pinturas se refiere llama la atención la cúpula del altar mayor, las pechinas que la sostienen y el arco frontal. Todos llevan unos motivos pictóricos marianos muy expresivos. Los Duques de Béjar habían traído pintores italianos para decorar sus palacios y esos mismos fueron los encargados de adornar el Santuario. Ignoramos si esas pinturas se deben a los hermanos Dumont o a Ventura de Lirios.
Lo que si está claro es que el verdadero valor pictórico hay que buscarlo en el Camarín de la Virgen, donde los hermanos Dumont - en el verano de 1895 - colocaron unos lienzos logradísimos, en los que representan ocho mujeres célebres de la Biblia. Allí se encuentran también, traídas de Italia, cuatro bonitas láminas de algún discipulo de Juan de Juanes.

viernes, mayo 26, 2006

El Santuario de Nuestra Señora del Castañar

Como en otros lugares, también aqui la fe haría nacer, al abrigo de los castaños, un santuario mariano cuya imagen, encontrada milagrosamente, sería venerada en todos los pueblos de la comarca.
Lo que al principio no era más que una sencilla Ermita se ha ido convirtiendo a lo largo de cinco siglos en una magnifica Iglesia, gracias a la mucha devoción que Béjar y sus pueblos comarcanos han demostrado siempre hacía su Patrona, y a la generosidad de personas ilustres.
Hoy día, el Castañar es un lugar de peregrinación de bastante interés para los turistas. El que va a Béjar y no sube al Castañar es como el que va a Toledo y no visita el Alcázar.
Es muy difícil, desde luego, hacer historia de una cosa sin poseer documentos directos. Unas veces hay peligro de exagerar y, otras, de decir menos de la cuenta. Así es nuestro caso. Pero lo que no podemos ignorar es la realidad que tenemos a la vista. El Santuario está ahí hablándonos de su pasado más o menos glorioso.
De la primitiva Ermita se ha pasado al actual templo a través de ampliaciones y de reconstrucciones a fin de hacerlo más capaz, más digno. Todo ello exigido por el paso del tiempo, por el mayor número de fieles que acuden cada día, por los nuevos movimientos litúrgicos.
El edificio es antiguo, pero elegante. Y dentro de él puede destacarse el retablo del siglo XVII; la cúpula, con escenas que representan distintos misterios de la vida de la Virgen; y, sobre todo, el Camarín, de finales del mismo siglo, bien adornado con pinturas, reproducciones de las mujeres más famosas del Antiguo Testamento, obra del fancés Dumont; tallas de los cuatro evangelistas y cautro láminas de cobre de un discípulo de Juan de Juanes, traidas de Italia por el Duque de Béjar. Sobre las puertas principales, escudos que nos recuerdan a los grandes personajes bienhechores del Santuario.
A muy pocos metros está la Plaza de Toros más antigua de España, que se conserva en buenas condiciones, de manera que, cada año y con motivo de la fiesta, se suelen hacer algunas corridas de toros, lo cual contribuye a dar al ambiente un colorido más chillón.
Durante toda la novena de la Virgen, el pueblo de Béjar en masa honra y se prepara para la gran fiesta que se celebra el 8 de Septiembre. Ese mismo día del año 1946 fue coronada solemnemente la Virgen del Castañar por el obispo placentino, Dr. D. Juan Pedro Zarranz y Pueyo. Se conmemoraba entonces el V centenario de su aparición.
Por mucho tiempo el encargo del culto fue un simple ermitaño y, según los documentos que han llegado hasta nosotros, los primeros ermitaños fueron los dos esposos a los cuales la Virgen honró con su visión.
Más tarde, estuvieron aqui los hijos de San Francisco de Asís; pero desde 1946, es una comunidad de Padres Teatinos la que cuida de este menester, desarrollando a la vez una importante labor en el campo de las vocaciones con la puesta en funcionamiento de un nuevo edificio destinado a Seminario. Forman los aspirantes Teatinos una escogida escolanía, que da esplendor al culto litúrgico.
De este nuevo edificio cabe destacar la fachada principal, no por su valor artístico, sino por su elegancia moderna. Una alta torre da al conjunto la impresión de grandiosidad, y es punto de referencia para los que van acercándose a la ciudad de los paños.
Para terminar, nada mejor que los versos del poeta Gabriel y Galán:

¡Ved la verde maravilla
de belleza y de frescura
que puso Dios a la orilla
del desierto de Castilla
y el erial de Extremadura!

Es el arpa soberana
donde vibran los rumores
de la ciudad bejarana,
que es una hermosa artesana
rica en virtudes y amores.

Templo en que naturaleza,
puso grandiosa belleza,
tan llena de majestad...
desde tu espléndida alteza
mira la hermosa Ciudad.

Si hacer su epopeya quieres,
escoge en salmos austeros
plegarias de sus mujeres,
rumores de sus talleres
y cantos de sus obreros.

Bejarano edén ameno:
¿qué es lo que no podrás dar,
si, para hacerte más bueno,
puso el Señor en tu seno,
la Virgen del Castañar?

Y almas y cuerpos al par,
en salud podrán cantar
este su más dulce anhelo:
"¡De Béjar al Castañar,
y del Castañar al Cielo!"

(Fragmento)

Breve Historia del Santuario del Castañar

A 72 kilómetros de Salamanca, y muy cerca de la provincia de Cáceres, se encuentra Béjar, una importante ciudad industrial por sus fábricas de tejidos. A finales de la primera mitad del siglo XV se declaró una terrible peste, que se extendió también a los pueblos de la Comarca. No había ningún remedio eficaz contra ella y la gente moría cada día en mayor número. El único consuelo de aquellos habitantes era pedir a Dios, con la esperanza de ser escuchados, que los librara de aquel mal. De aquel entonces data la tradicional aparición de la milagrosa imagen de la Virgen del Castañar, según los manuscritos que tenía el Sr D. Francisco Pérez de Sotomayor, capellán del Excelentísimo Sr. Duque de Béjar D. Francisco, y que recogió el Sr. D. Diego de Silva, el año 1671.

"Apacentando ganado en los montes de Béjar, Joaquín López, hijo de Juan, pastor, naturales de La Garganta, de dicha Jurisdicción, hombre de cándido corazón y de loables costumbres, en compañía de Isabel Sánchez, su mujer, de igual virtud, pedían todos los días a Dios que levantase el azote de la peste que llobraban los pueblos. Llegaron a notar que cuando traían o llevaban su ganado hacía la cumbre del Monte, se encaminaba velozmente a recogerse bajo el recinto de un castaño grande y copudo. Como esto lo notasen muchas veces, acudieron devotos por medio de la oración a María Santísima, de quien lo eran en extremo desde la niñez, suplicándola se dignase manifestarlos si había en esto algún oculto misterio.
"Soño Joaquín una noche que veía aquel castaño verde y con fruto y en él una imagen de Nuestra Señora con un niño en brazos y que le decía: Que la buscase y cesaría, mediante su protección, la peste que padecía el pueblo y su comarca. Despertó Joaquín y encaminóse presuroso hacia su casa, con ánimo de dar cuenta al Bachiller don Juan Suárez, que tenía a cargo de gobernar su espíritu, como Cura que era del lugar de La Redondilla, Beños y La Garganta. Encontró antes de llegar al lugar a Isabel, su mujer, que íba buscando a Joaquín; y cuando éste no lo esperaba, le dió noticia de un semjante sueño que ella había tenido. Lloraron los dos buenos consortes, con el ansia de que la Virgen lo aclarase y cesase la peste. Fueron a comunicar con el Cura su confesor, el que no los atendió, despreciándolos como a simples y embusteros. Salieron los dos consortes muy afligidos y se encaminaron al Monte, sin cuidar de susustento: buscaron una abrigada donde meterse, para librarse de la lluvia, nieve y viento del día, que era cruelísimo, y lo pasaron en santa conversación y oración. Otro día, estando dormidos, despertaron al eco de una voz, dulce y suave, que decía: Buscadme, buscadme, buscadme.
"Andaban tristes y atemorizados, porque ya a uno, ya a otro se les presentaban estas cosas, sin saber qué hacerse. Ya vinieron a la Villa, y llorando se fueron a la casa del digno y honrado varón D. Pedro Yáñez de Somoza, presbítero, teniente de Juez eclesiástico, y le contaron lo que les sucedía... El compadecido de ellos, los consoló, y como sabio, procuró saber con extensión las circunstancias del caso, junto con la vida y costumbre de sus consortes.
"Cuando volvieron a él, como se lo había prevenido, les mandó después de confesarlos, que hiciesen una novena a la Virgen en su Iglesia de San Juan, a la que les acompañaba él mismo, rogando con el mayor fervor, que se descubriese lo que deseaban y cesase la peste; principiándola el día 16 de Marzo y continuaron en ella con mucha devoción y no dejaban los dos consortes de registrar el Monte. El día último por la noche, no habiéndose descubierto señal alguna, salió Joaquín de la Iglesia de San Juan para ir a su posada, que era la Colegiata de Nuestra Señora de las Huertas, extramuros de la Villa, y estando mirando hacia el Monte y sitio donde su ganado se acogía, vió una luz o fuego, que alumbraba notablemente el campo y conmovía a su corazón. Con esta visión, sin detenerle la aspereza del Monte, ni lo largo del camino, ni el temporal cruel que hacia, subió con prisa encominándose hacia aquel sitio. Llegó guiado de la luz, y ésta estaba sobre aquel castaño donde su ganado se acogía, y le pareció que el castaño estaba verde y con fruto. Admirado, no sabía qué hacerse; pero a poco rato tuvo fin el prodigio y se quedó en una grande oscuridad. Desconsolado Joaquín, hizo intención de pasar allí la noche, sin darle miedo de nada, aunque era sitio medroso por los lobos. Después de su acostumbrada oración antes de dormir, se recogió en una abrigada del hueco de un castaño, y apenas había reconsiliado el sueño, despertó a la dulce voz de: búscame, que otras veces había oido; se levantó y vió realmente lo que había soñado, pues desde el castaño, rodeada de luces y resplandores, le habló la Virgen, diciéndole: "que al píe del castaño estaba una cueva, donde estaba oculta una imagen suya, que diese noticia para que la sacasen. Que la labrasen casa donde fuese venerado; que cesaría la peste; sería protectora de todo el país que estaba infectado; y otras muchas promesas que hizo al buen Joaquín por la sinceridad de su fe esta Soberana Madre, y desapareció". Joaquín volvió en sí del desmayo que le sobrecogió, con las dulzuras de la Virgen y, llorando de gozo, aguardaba con ansias que amaneciese, y reparando que el castaño permanecía verde y con fruto, vino todo alborazado a dar cuenta a la Villa, para que le acompañasen a cavar al pie del castaño; pero contando el suceso, unos no lo creían, otros se reían de él y le menospreciaban. Joaquín se fue a tratar con el referido D. Pedro Yáñez, a tiempo de que no estaba en casa por haber salido aquella mañana fuera del pueblo. Se fue a la Justicia ordinaria, que administraba Fernando de Oviedo, que igualmente no quiso creer a Joaquín, y juzgando embruste lo que afirmaba del castaño, le mandó traer un ramo verde. Volvió por él y trajo un brazado de ramas con candela, erizos y fruto sazonado.
"A la vista del prodigio, creyeron luego y alborotada la Villa, se encaminó mucha gente de ambos sexos al Monte. Principiaron a cavar donde señoló Joaquín, hasta que descubrieron el tesoro que buscaban, metido en un cajón de tablas, y habiendo dado gracias a Dios, como suplicó Joaquín a todos, se recibió información por dicho Juez, ante Alonso Gil y Juan Gómez, escribanos, el mismo día, que fue el 25 de marzo del año 1446. A las doce del día siguiente se recibió información por el referido Somoza, que ya estaba en el pueblo, ante Alonso Gil y Alvaro de Cuéllar, notario aún en el día quedó la Imagen en el Monte, y al siguiente, que fue el 27, la trajero en procesión solemne a la Iglesia de San Juan. Cortaban ramos del castaño verde todos, con los cuales sanaban los apestados, y extendida la noticia, le vinieron a dejar en poco tiempo sin tronco ni raices, y algunos guardaron mucho de él para reliquia. Joachqín y su mujer, Isabel, dispusieron de su hacienda para fabricar una Capilla, la que con limosnas del Llmo. Obispo y de la Villa, se concluyó con bastante magificencia en Septiembre, y el día 8 de este mes se celebró Misa y se colocó la Imagen, haciendo unas plausibles fiestas, a las que concurrió mucha gente de toda la comarca ofreciendo los que se habían librado de la peste muchas limosnas.
"Los dos pastores vivieron siendo guardas de Nuestra Señora, y acabaron santamente su vida: Joaquín el año 1480, y ella el de 1483. Yacen sepultado en la Iglesia de San Juan".

Ver también:
Santuario de Castañar

lunes, mayo 15, 2006

Tercer Mandamiento: Santificarás las fiestas

Qué sublime modelo es el que se nos propone! El mismo Dios, criando el mundo en seis días y descansando el séptimo, es El que nos dice: "Oh, hombre, hijo mio, trabaja durante seis días, como tu Padre celestial, y como él descansa en el séptimo! Los seis días laborables son la imagen de tu vida, el día séptimo es imagen de tu eternidad; aquí la pena, allá el descanso; acá el padecer de un momento, allá el reposo sin fin.
El hecho histórico que transcribimos nos manifestará la excelencia y santidad de este precepto:
Durante la permanecia de los israelitas en el desierto, un hombre fué sorprendido recogiendo leña en día de fiesta, y conducido a presencia de Moisés y Aarón; dudando éstos lo que debían hacer con el reo, ordenaron se le encerrara; pero el Señor dijo a Moisés: "Hazle morir al instante, y que el pueblo le apedree"; lo que se hizo, para complir la orden del Señor.
Si Dios, cuya bondad es infinita como su justicia, es el que ordena un castigo semejante, quién se hará ilusiones sobre la gravedad del mal que se comete profanando el día del Señor?
Mas no solamente se prescribe el descanso en los Domingos y días festivos, sino también la asistencia a la santa Misa, y para hacerlo con fruto, cumpliendo verdaderamente el precepto de la Iglesia, se requieren cuatro condiciones: respeto, atención, devoción e integridad. Diremos algo de esta última.
La Misa se ha de oír entera, y siempre será culpa, llegar a ella después de empezada, si esto es por propia negligencia. - "La Misa es sobrado larga", decía una vez cierto sujeto al Obispo de Amiens; pero este contestóle: "No es la Misa sobrado larga, sino vuestra devoción sobrado corta". - De siete días uno, y de veinticuatro horas, una a lo sumo, es lo que el Señor exige para asistir al Santo Sacrificio, y aún os parece demasiado? No pensaban así nuestros padres en la fe, a los cuales nada, ni aun las persecuciones más violentas, les retraían de asistir a los santos Misterios. Una virgen cristiana, llamada Anisia, dirigíase a la iglesia un día de fiesta, en tiempo de Diocleciano. "Alto ahí! A dónde vas?" gritale un soldado pagano. La joven se santigua, y sigue su camino; pero el sodado se arroja sobre ella, diciendo: "Respóndeme, quién eres, a dónde vas?" - "Soy una sierva de Jesucristo, contesta, y voy a la casa del Señor". - "Si?" repuso el soldado, "pues ya te quitaré las ganas de ir allá", y empuñando su arma, hundióla en el seno de la santa virgen, mártir de la observancia del Domingo.
Qué ejemplo y qué vergüenza para muchos cirstianos!

Vea también: Unsere Liebe Frau vom Sonntag = Nuestra Señora del Domingo

miércoles, mayo 03, 2006

Adelante! Con Maria Madre y la Cruz!

Con Maria Madre y la Cruz salvaremos al mundo.
Oh Maria, Imaculada Reina del Universo! Triunfad y reinad!

ORACIÓN

Señor mío Jesucristo, Hijo del Eterno Padre, muerto en Cruz para darnos Vida y Salvación, haz que el Espíritu Santo habite en nuestros corazones y recibamos la luz de tus Mensajes.
Concédenos que la Reina de Cielos y Tierra, Madre tuya Santísima, sea nuestra Defensora en esta HORA DEL PODER DE LAS TINIEBLAS.
Oh Maria Madre! Nos has llamado a formar en tus Unidades. Seremos fieles y aguerridos soldados tuyos. Combatir bajo tu Bandera es hacer temblar al enemigo. El teme la Majestad de tu Mirada y el vigor de tu Brazo.
Refleja en nosotros tu luz y tu fervor y haz que te asemejemos.
Oh Maria Madre! Sé la salvación de tu pueblo.
Así sea.

Luz e Amor - Paz e Bom

martes, mayo 02, 2006

Trois Epis, Alsacia

En Trois Epis (Francia), el 3 de mayo de 1491, se aparece a Thierry Schoeré, que iba de camino a Niedermorschwihr para comprar grano. Tenía la Virgen en su mano derecha tres espigas (trois epis) y en la izquierda un tallo helado. Le dijo:
"Los habitantes de esta comarca ofenden y hieren el Corazón de Dios con sus pecados, diles a todos que hagan penitencia y se conviertan. De otro modo, las heladas arruinarán sus mieses y árboles". Las tres espigas y el tallo de hielo son como símbolos del bien y del mal, según se conviertan o sigan pecando, como diciendo que la abundancia de las cosechas es un regalo de Dios y su pérdida de un castigo por los pecados.
El vidente decidió no hablar por miedo a que no le creyeran y se rieran de él. Compró en el mercado un saco de grano y trató de cargarlo en su caballo, pero le fue imposible por su gran peso. Tampoco otras personas pudieron mover aquel saco... Entonces, él pidió perdón a Dios y les contó a todos lo que le había dicho María. Después de contarlo todo, pudo cargar el saco. Le creyeron y edificaron allí, donde se había aparecido la Virgen, una pequeña Iglesia. El Papa Alejandro VI, en una bula del 1500, elogió el santuario de Trois Epis, reconociendo su culto.

Ver también: Drei Ähren - Trois Epis

Himno de Acción Católica - Sección Femenina

Adelante! Jesús nos reclama;
levantemos en triunfo su Cruz,
el ardor de la fé nos inflama;
pasaremos igual que una llama,
proyectando en el mundo su luz.
Juventud, por guión la pureza,
que ninguna se sienta incapaz,
El escudo de la fortaleza
escondido entre olivos de paz.
Juventud, somos ansias de gloria,
Resplandor que quedó del Tabor;
Con nosotras está la victoria.
No a morir, a vencer por amor.
Juventud, otra vez en campaña;
soldados de Cristo, ejército fiel;
Sólo suya será nuestra España,
Todas las cosas restaurando en El.

miércoles, abril 19, 2006

Santisimo Cristo del Salvador

Himno al Santísimo Cristo del Salvador

Dobladas las rodillas
las frentes humilladas
el pueblo de Teruel
piedad implora.
!Cristo del Salvador!

Y espera confiado
que Vos habréis de ser
cual siempre, ahora,
su escudo protector.
!Señor!

Señor, si ha delinquido,
contrito y dolorido
vuelve, cual hijo pródigo,
a tus brazos.

Y estrechado en los lazos
de tu amor, jura vivir,
por siempre, fiel a tu ley,
tu hijo el pueblo de Teruel.

Perdona su delito.
!Perdónalo, Cristo Bendito!
!Perdónalo, Señor!
!Cristo! !Cristo Bendito!
!Cristo del Salvador!

Eterno Padre, por la Preciosa Sangre de mi dulce Jesús:
Misericordia, misericordia, misericodia

Editorial Luchs, S. A. - Amantes, 26 - Teruel

lunes, abril 17, 2006

Reliquia de la Santa Cruz Santo Toribio de Liebana

V/ Este signo de la Cruz se verá en el cielo.
R/ Cuando el Señor venga a juzgar a la tierra.

Oración:
Oh Dios, que santificaste la Cruz, signo de vida, con la preciosa Sangre de tu Hijo; concede a cuantos se alegran en el honor de esta Santa Cruz, el gozo de vivir bajo su protección.
Por el mismo Cristo Nuestro Señor.
Amén.


viernes, abril 14, 2006

La Venerable Madre Sor María de Jesús de Agreda

ORACIÓN

!Oh Esposa del Cordero Inmaculado, Sor María de Jesús! Alcanza del Señor con tus ruegos las gracias especiales... nómbrense... que confiadamente te piden tus devotos, juntamente con el triunfo de la Iglesia, y regeneración de tu querida España, para que cediendo estos favores, conseguidos por tu intercesión, en mayor honra y gloria de Dios y provecho de las almas, se acelere por ellos tu beatificación. Amén.
Venerable Agredana, intercede por la Iglesia Católica y por tu amada Patria, a fin de que ninguno de los males, que tú conociste, tengan jamás lugar alguno entre ellas.

Nació esta Venerable en Agreda, antigua y noble Villa de Castilla la Vieja, el 2 de abril de 1602. Fueron sus piadosos y nobles padres don Francisco Coronel y doña Catalina de Arana, unidos en matrimonio por especial intervención de la Santísima Virgen, a quien separadamente pedían, les guiase en la elección de estado, visitando al efecto muy a menudo su Imagen, Nuestra Señora de los Milagros, tiernamente venerada en dicha Villa. Fue bautizada en la Iglesia de Santa María de Magaña, una de las seis parroquias de Agreda en aquel tiempo, el 11 del mismo mes, cuando su madre la presentó a Dios ofreciéndosela en el templo, según la costumbre piadosa de dicha comarca, sintió tan extraordinario júbilo espiritual, que en su última edad solía decir: "que no había sentido cosa igual en su vida". Antes de llegar a la edad de la razón, halló María su alma bañada de luces celestiales por medio de una altísima visión, en la que, dándosele capacidad a su entendimiento, fuerzas a su voluntad y retentiva a su memoria, conoció a Dios, la naturaleza en su primer estado de gracia, el pecado y sus efectos en el hombre; y embebida en este conocimiento, aborreció las conversaciones, tratos, diversiones y pompas vanas del mundo: por esto y porque su salud corporal prometía poco, la tenían hasta sus mismos padres por inútil oyéndoseles decir: ?Qué hemos de hacer de esta criatura, que no ha de servir, ni para el mundo, ni para la Religión? Sin embargo, su piadosa madre puso el mayor cuidado en la educación de su hija, instruyéndola en la ley de Dios y doctrina cristiana, cuyo compendio dejó consignado después la misma Venerable en su Ejercicio Cuotidiano; enseñóla a leer y le inspiró con eficacia los sentimientos de piedad, la frecuencia de Sacramentos, y la prática de la Oración notando algo de extraordinario en ella para todo lo bueno y espiritual.

Sería como de ocho años, cuando en la noche de la Natividad del Señor, buscando con encendido afecto qué ofrecer al niño Dios, digno de su agrado y del de su Santísima Madre, creyó lo mejor ofrecerle su virginidad, haciendo, como lo hizo, voto de perpetua castidad, poniendo por testigos a la Purísima Virgen, al Patriarca San José y a otros Santos, causándole un particular gozo en su espíritu. Niña aún, hízose famosa en la Villa por su virtud, sobre todo por su caridad para con los pobres y enfermos; pues sólo el deseo de socorrer las miserias ajenas la hacía manifestar su habilidad. Sucedió una vez, que no hallando su padre la llave del arca para dar limosna a unos pobres le dijo: ?Qué haremos, María, que no aparece la llave, para socorrer a estos pobres? Abrela tú si puedes. Tomó luego, la misma un alfiler y la abrió con tanta facilidad, como si la hubiera abierto con la llave.

Cumplidos los 12 años, se decidió por abrazar el estado religioso: hízolo saber a su debido tiempo a sus padres, instándoles humildemente por su cumplimiento y convinieron en satisfacer sus santos deseos; y al preparar lo necesario para que tomase el hábito en el Convento de Carmelitas descalzas de Santa Ana de Tarazona, dispuso el Señor las cosas de muy distinta manera. De los diez hermanos de la Venerable, solamente tres vivían en este tiempo, dos varones llamados Francisco y José, y otra hermana menor llamada Jerónima. Los hermanos ya habían profesado en la orden Seráfica; su padre, pasando ya de los 60 años, siguió sus huellas, haciendo en estado de humilde lego su profesión religiosa en el Convento de San Antonio de Nalda (Rioja) de la provincia de Burgos, en enero de 1620; y su madre, después de convertir su propia casa en Convento de la Purísima Concepción de la observancia de San Francisco, comenzó su vida monacal juntamente con sus hijas y con algunas, que se le agregaron, el 13 de enero de 1619. Aqui emprendió alegre María de Jesús el camino de la perfección bajo el yugo de la obediencia, y transcurrido el noviciado, profesó con su madre (no pudiendo hacerlo entonces su hermana por no tener la edad competente), el día 2 de febrero de 1620, a cuyo acto tuvo la inefable dicha de asistir su padre ya profeso. Desde entonces, alentada con la presencia de su Crucificado Esposo, se entregó más de lleno a su servicio; y el Señor continuó favoreciéndola con extraordinarios dones, atrayéndola toda a si con dulzuras, deliquios, éxtasis y arrobamientos.
Solícita y ardiendo en deseos de la salvación de las almas, concedióla el Señor por este tiempo, o sea, desde 1620 hasta 1631, que a la vez que se hallaba en su Convento, catequizase, como lo hizo, las provincias de Nuevo Méjico, Quivira, Jumanas y otras naciones; ocultando de tal manera estos sucesos, que ni España, ni menos en Agreda se supieron, hasta que llegó a estos reinos en 1.° de Agosto de 1630, el Rvdo. P. Fray Alonso de Benavides, Custodio entonces de Nuevo Méjico, quien los publicó y comprobó plenamente.

Los superiores, teniendo en cuenta las admirables prendas de esta Religiosa, acudieron a Roma, suplicando a Su Santidad la dispensa de edad, a fin de que pudiera ser elegida Abadesa, y obtenida fue nombrada el año 1627 con gran alegría de sus monjas. El primer acto de su prelacía fue declarar pública y solemnemente Prelada a la Santísima Virgen, y considerarse en el gobierno de su Convento como agente de esta Señora; al efecto colocó su imagen el el lugar, designado a la Abadesa en el Coro, y exhortó a sus Religiosas, a que mirasen a la Reína de los Cielos como a su verdadera y perpetua Prelada.
Entre las fundaciones que hizo, fue la primera y principal la del Convento existente hoy en Agreda, fuera de los muros de dicha villa; púsose la primera piedra el 8 de Septiembre de 1627, y la traslación se hizo el 10 de Julio de 1633. A esta fundación se siguieron las de Boria, Estella y Tafalla; para las que salieron religiosas de este Convento.

La distribución del tiempo, que tenía esta Sierva de Dios, era: a las 12 de la noche rezaba Maitines con la comunidad, que terminaban sobre las dos; desde esta hora hasta las 5 hacía sola el ejercicio de la Cruz en una espaciosa tribuna (que para sus devociones tenía concedida) cargada con una enorme cruz de hierro, que aún se conserva, dando quince vueltas arrodillada, contemplando los pasos de la Pasión del Señor. A las 5, comenzaba el de la muerte, iba después a Prima y hora de Oración, luego se confesaba, comulgaba y se recogía en la tribuna; y en la acción de gracias y terminación del mencionado ejercicio de la muerte, se ocupaba hasta la hora de Tercia; y en ésta y en la Misa Conventual y Sexta y Nona estaba hasta la hora del Refectorio. Después, o sea, sobre las 11, se recogía en la celda, hacía riguroso examen de conciencia y una larga oración vocal para pedir perdón de sus faltas. Salía a las ocupaciones de su oficio hasta la hora de Vísperas; terminadas se empleaba en obras de caridad hasta la hora de Completas y actos siguientes, luego se retiraba a la celda; decía sus culpas ante una Imagen de la Santísima Virgen y dormía hasta la hora de Maitines. Entre esta distribución, repartía las cinco disciplinas; y este método observó rigurosamente hasta el año 1644. Desde este tiempo, la correspondencia con el Rey Felipe IV, y el proporcionar consuelo y dar consejo a muchas almas que la buscaban, hizo variar la anterior distribución. Comenzaba por el ejercicio de la Cruz, de las 10 a las 12, en que siempre iba a tocar a Maitines,hasta que se lo impidió una perlesía. Después de Maitines daba principio al ejercicio de la muerte, y terminado, dormía hasta la hora de Prima. Asistía a esta hora y hasta la de Tercia se ocupaba en confesarse, comulgar, y en otras obras piadosas; y lo restante del tiempo lo empleaba en la forma arriba dicha. Este orden guardó todo el resto de su vida, causando admiración, cómo en tan corto tiempo, cabían tantas ocupaciones y de tanto peso, pero mucho más es de admirar la elevación de espíritu, con que obraba todo esto, según se colige de los 33 avisos siguientes, que traía consigo, y observaba diariamente.

1. Leer cada día estos avisos. - 2. Considerar la grandeza y la bondad e la Mejestad de Dios. - 3. Considerar lo mucho, que me importa, ser buena y dar gusto a Dios y lo que merece Su Majestad. - 4. No hacer cosa de las que obrare, por interés, ni por la Gloria, ni por el temor del infierno sino por amor de Dios y darle gusto. - 5. Procurar las virtudes y trabajar por alcanzarlas. - 6. Ir contra mi voluntad en todo, no cumpliendo los apetitos de ella, aunque sea en poca cosa. - 7. Nunca ponerme en Oración delante del Señor, o en el oficio divino sino de rodillas o en pie, pues es toda reverencia, debida a Su Majestad y grandeza. - 8. Nunca decir de mí cosa de alabanza, ni al confesor, si no fuese menester comunicarse. - 9. No disculparse en cosa, aunque me culpen. - 10. De todos tomar consejo, aunque sean menores de edad. - 11. Decir bien y juzgar bien de todos. - 12. Por lo menos, tener cada día tres horas de oración sin falta, una en la muerte, juicio y cuenta que se ha de dar. - 13. No dejar de hacer cada día el ejercicio de la Cruz, que dura tres horas, fuera de la oración. - 14. Hacer cada día un ofrecimiento de padecer por las almas, y particularmente por las que están en pecado mortal. - 15. No cometer pecado, ni imperfección advertidamente. - 16. No atribuir, de los trabajos, que me sucedan, nada a las criaturas, sino pensar que me los evía y ordena el Señor por sus secretos juicios y mayor bien mío. - 17. No mirar el rostro a ninguna criatura, sino al pecho, cuando se ofreciere hablarles, por no mirar a otra parte, considerando aquel lugar, como donde el Señor habita. - 18. No comer, sino en la Comunidad. - 19. Confesarse cada día se me dan lugar. - 20. No dajar de hacer cada día los ejercicios espirituales determinados, antes añadir, que quitar. - 21. Ser mucho devota de la Virgen Santísima, Madre de Dios. - 22. Ofrecer cada día, una vez por lo menos, al Padre Eterno los méritos de su santísimo Hijo, su sangre y tesoro de la Iglesia Santa, pidiendo muy de veras por las almas, y suplicarle por ellas por el amor que las tiene. - 23. Comulgar cada día espiritualmente muchas veces, y la una sacramentalmente. - 24. hacer cada día muchas obras de caridad, y acudir antes a ellas que a mis apetitos. - 25. Que sean también las obras de caridad, ayudando espiritualmente a las almas. - 26. Ofrecerme cada día a padecer por las almas del purgatorio y pedir por ellas muy de veras y ofrecer por ellas y por las que están en pecado mortal al Padre Eterno, su hijo Sacramentado y todos los sacrificios de aquel día. - 27. No quebrantar ningún mandato de mi regla, ni constitución, sino cumplir en todo con el estado de mi profesión, y particularmente con los cuatro votos. - 28. Ponerme siempre en el último lugar, tenerme por la menor en todo, escuchar a todos y no dar yo parecer, persuadiéndome a que es mejor el de cualquiera que el mío. - 29. Procurar en todo la paz exterior e interior, no turbándome por cosa de esta vida, pues todo se muda y todo se acaba. - 30. Procurar ser fiel a todos, principalmente a mi Dios y Señor, mirando lo que Su Majestad me manda y cumpliendo fielmente con ello. - 31. Procurar ser modesta a todos, y en todos tiempos mirarlos como hechuras de Dios y amarlos lo necesario y obligatorio, sin que me estorben la atención al Señor. - 32. En todo lo que hiciere, hablare, pensare o imaginare en las ocasiones, que se me ofrezcan, mirar primero lo mejor para dar gusto a Dios, para bien mío, y de los prójimos, y hacer, lo que mejor esté a todo esto. - 33. Gastar cada día un rato para consuelo del alma y animarla, a que cumpla lo dicho: mirar mi Patria para donde fui criada, y extender por ella la consideración, conociendo, engrandeciendo, amando y alabando la grandeza y bondad de Dios, y diciendo con los bienaventurados Santo, Santo, Santo es el Señor de los escuadrones celestiales, digno de alabanza; y pedir a los Santos intercedan por mí, para cumplir lo que aquí ofrezco a hora y gloria de Dios, y de su Santísima Madre, la Virgen María, concebida sin mancha de pecado original.

Poco o nada se puede decir aquí, de lo mucho, que con sus consejos e importantes cartas ayudó esta Venerable Abadesa a Su Majestad el Rey Felipe IV desde 1643 en que la visitó y la mandó contestar a las que El la escribiera, por estar recientemente consignado en la colección de su correspondencia con este Monarca, hecha por D. Francisco Silvela, editada en Madrid el año 1885; ni de otras obras de Sor María. Menos aún de su obra principal, titulada "La Mística Ciudad de Dios" por formar parte del proceso de su Beatificación. Bástale el lector piadoso saber, que personas, que han florecido y muerto en olor de santidad, la eligieron para su lectura espiritual.
Finalmente, después de haber anunciado su muerte y fortalecida con todos los Sacramentos y auxilios de la Santa Iglesia, murió en el Señor con fama de santidad el 24 de mayo de 1665, a los 63 años de edad, 46 de religiosa, y 35 de Prelada. Con extraordinaria concurrencia se hicieron los funerales, de la que reputaban Santa, colocóse su cuerpo en el cementerio común de las religiosas, donde permaneció 244 años, pues en 1909, se trasladó a la tribuna contigua a la iglesia, donde en vida hacía sus ejercicios de devoción, y donde actualmente se encuentra, conservando su cuerpo incorrupto, después de 314 años. Está colocado en un precioso féretro de madera de cedro, de estilo plateresco, dorado por la parte exterior y de planos con blanco esmaltado. Se halla cubierto con un artístoco sarcófago de color blanco esmaltado, sobre el que descansa una bellísima estatua yacente de la Venerable Abadesa en tamaño natural.
El día 24 de mayo de 1964 se comenzó la preparación para la efermérides del tercer Centenario de su muerte, año 1965, siendo la capital de Soria la que inició las fiestas con la celebración de una Misa solmne, ofrenda de flores ante la estatua de la Venerable Madre, etc...., con gran afluencia de peregrinos.
El 24 de mayo de 1965 se celebró con solemnidad extraordinaria, la fiesta centenaria, con asistencia del Sr. Nuncio de S. S. nuestro Obispo Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Saturnino Rubio, y otros Obispos. Y en representación del Jefe del Estado y Gobierno, el Sr. Iturmendi, Ministro de Justicia.
Los PP. Franciscanos fueron los que, en realidad, dieron realce a las solemnidades. Alma de toda la organización del Centenario fue el Rvdo. P. Anesio Pínaga O.F.M. (Para más detalles ver "Crónica del Tercer Centenario").
Desde la fecha ya mencionada, quedó aberito el hermoso Museo con dos salas. En el interior de la clausura, a la vista del público, está expuesto el cuerpo incorrupto de la Venerable Madre e innumberables objetos y recuerdos de la misma. Es muy visitado por toda clase de personas de la nación y del extranjero.
Su obra magna, "Místaca Ciudad de Dios", en su nueva edición de hace unos años, se va difundiendo y es tenida en gran aprecio, llevando a la devoción hacia la Santísima Virgen, hoy un tanto combatida en algunos ambientes.
Actualmente se está llevando a cabo una campaña de recogida de firmas, para solicitar del Papa Juan Pablo II se digne elevarla a la gloria de los altares, siendo innumberables los autógrafos que nos llegan de todas las partes del mundo.
Las personas que quieran colaborar en esta campaña pueden enviar su firma a nuestro Monsterio, y lo mismo cuantas deseen estampas, reliquias, agradecer sus favores, etc...., con el deseo de poder verla pronto en los altares y que todo sea para mayor gloria y honra de Dios y de su Santísima Madre.

Agreda, 1979.

Comunicar las gracias obtenidas a las Concepcionistas de Agreda (Soria), España.
Con censura eclesiastica

martes, marzo 28, 2006

La Virgen de Luján: Traslación de la Santa Imagen

No bien ha muerto D. Rosendo en 1670, queda su establecimiento de la Cañada de la Cruz en un triste desamparo que se agrava aún por la amenaza de los indios bravíos que multiplicaban por entonces sus malones en la provincia. La ermita queda como en despoblado. Doña Ana de Mattos, gran devota de la Virgen, temorosa de que la sagrada Efigie no viniera a ser profanada, forma entonces el proyecto de trasladarla de la Cañada de la Cruz a su propia estancia, sita a inmediaciones del río, cinco leguas más próxima de la ciudad de Buenos Aires. Habla, pues, con el maestro D. Juan de Oramas, quien, con la promesa de doña Ana de que cuidaría con esmero la Imagen y le levantaría una capilla, se la entrega con todos los objetos y aderezos del culto. Agradecida la señora le retribuye con una sume de dinero, y se lleva la estatuita a su casa sin mayor aparato y haciendo caso omiso del negrito Manuel.
No lo llevó a bien la Virgen, y esa misma noche desapareció de la casa de doña Ana. En vano la busca al siguiente día; no la halla por ningún lado, y todos se preguntan, atónitos como ella, de qué modo ha podido desaparecer. Por fin la afligida matrona tiene el presentimiento de que la santa Imagen ha vuelto a su antigua ermita; corre allá y contémplala asombrada en su sitio primitivo. No comprendiendo aún, da orden de que sea trasladada nuevamente a su estancia y la deposita con todo el decoro posible en el altar que le tiene preparado en la mejor pieza de su casa. Llegada la noche, pone guardias que no la pierdan de vista. No le vale el arbitrio, porque nada pueden nuestras industrias contra la voluntad de Dios, y esa misma noche, sin que nadie haya sabido el cómo, vuélvese la prodigiosa Imagen a su pobre choza. Allí la volvió a hallar doña Ana al siguiente día.
Afligida la devota señora por la doble desaparición y comprendiendo que hay en ello una intervención sobrenatural, no se atreve a trasladar por tercera vez el simulacro de la Virgen. Acude, pues, a la autoridad eclesiástica, y aun participa del misterioso suceso al Gobernador y a ambos Cabildos; el eclesiástico y el real. No les toma de nuevas la relación de doña Ana, pues todos saben cuán multiplicadas son las señales con que la Madre de Dios quiere atraerse las almas del Río de la Plata. El Ilmo. señor obispo, Maestro Fray Cristóbal de Mancha y Velasco, y el gobernador, mariscal de campo D. José Martínez de Salazar, resuelven trasladarse al lugar de los sucesos y proceder al traslado oficial de la santa Imagen. Fórmase con tal motivo una gran comitiva de lo más representativo de Buenos Aires, a la que se une considerable masa de pueblo, y todos rompen la marcha hacia la Cañada de la Cruz. Constituído en la estancia de Oramas, el Ilmo. señor Obispo procede a informarse minuciosamente de lo acaecido, examinando uno por uno los testigos presenciales de las misteriosas desapariciones; todos están contestes y uniformes en las circunstancias de la inexplicable y repetida fuga de la Imagen. Reconoce y proclama entonces la intervención de la invisible mano de Dios y luego, con la autoridad que de Dios le viene, decreta la solemne traslación de la sagrada estatua de la lejana y ya despoblada estancia al nuevo oratorio de doña Ana de Mattos. Levántase en andas la Imagen milagrosa, organízase la procesión y, unos descalzos, otros montados o en carretas, muchos a pie, encarminanse a Luján, rezando con entrecortados sollozos el santo Rosario, cantando las Letanías y los himnos de María Inmaculada. Entre los devotos va, llorando de fervor y de gozo, el fiel esclavo de la Virgen, el negro Manuel. ¡Espectáculo digno de ser mirado por los Angeles aquella procesión encabezada por un obispo y un gobernador, ancianos ya, cruzando a pie el salvaje desierto americano!
Llegada la noche, pernoctan todos en la Guardia antigua, sita en tierras del capitán Rodríguez Flores, y al siguiente día se reanuda con la salida del sol la nunca vista procesión. Llegan, por fin, a la estancia de doña Ana; colocan en primoroso altar a la bendita Imagen y por espacio de tres días se cantan solemnes misas, celebrando el gentío devoto la definitiva traslación con grandes demostraciones de regocijo.

lunes, marzo 27, 2006

Ave Maria a la Virgen del Huerto


Ave Maria,
De gracias llena,
En dura pena
Dulce solaz,

Huerto Cerrado,
Fuente Sellada,
Santa Morada,
Mansión de paz.

Bendita eres,
Dulce María,
Nuestra alegría
Sólo eres tú;
Bendito el fruto
De tu real seno,
Padre el más bueno
Cristo Jesús.

Huerto Cerrado,
Santa María,
Dulce alegría,
Madre de Dios,
Los pecadores
A ti venimos
Y te decimos:
"Ruega por nos."

Fuente Sellada,
Huerto dichoso,
De ti afanoso
Va Dios en pos;
A ti confiamos
La eterna suerte,
¡Madre, en la muerte
Ruega por nos! Amén.

jueves, marzo 23, 2006

¿A dónde vamos?

He aqui la pregunta que se escapa de nuestros labios al ver el caos en que nos sumerge una educación sin Dios, y, por consiguiente, sin respeto a la autoridad, sin orden y sin más ley que el odio a toda sujeción y dependencia. Dios, empero, en el cuarto Mandamiento dice: Honra a tu padre y a tu madre; y en el nombre de padres se comprende todo superior y toda autoridad legítimamente constituída. Este Mandamiento es la base de la sociedad y de la familia; porque sin familia no hay sociedad, como sin cuarto Mandamiento no hay familia que merezca el nombre de tal.
Por qué, pues, ¡oh, hombres! olvidáis y holláis este precepto, origen de vuestra felicidad? Y vosotros, pueblos cristianos, reconoced, por fin, la causa de las desgracias que os llueven y el remedio único de los males que os devoran. En vuestro loco frenesí de libertad habéis atropellado este precepto divino; ya no respetáis ninguna autoridad, cualquiera que sea su nombre y cerráis los oídos para no oír la voz del Supremo Legislador que os dice: Honrad a vuestros Superiores.
He aqui porque tantas revoluciones, luchas y conmociones sangrientas se suceden sin descanso, desterrando la paz, la pública seguridad, la confianza en el porvenir, para recordaros que no es una palabra vacía de sentido el precepto que dice: Honrad a vuestros Superiores.
Pueblos y familias, que no sea estéril para vosotros la dura lección de la experiencia, adquirida a costa de vuestra sangre y de vuestras lágrimas. Guardad el cuarto Mandamiento, y veréis como la tierra cambia de faz; la autoridad vuelve a ser sabia, equitativa, como Dios manda; la obediencia vuelve a ser afable, constante, puntual, porque se considera ennoblecida por la fe que enseña que no es al hombre, sino a Dios, a quien el súbdito obedece.
Personal experiencia, raciocinio, historia antigua y contemporánea, llamad a declarar a todos los hombres que han existido, y todos, fundados en hechos, os dirán lo mismo: Honrad a vuestros Superiores, respetad la autoridad, y viviréis largo tiempo sobre la tierra, según la promesa divina.

martes, marzo 14, 2006

San José, esposo de María

¡Oh San José, protector y padre de Jesús, de la Iglesia y de mi alma! Jamás quiero separaros en mi amor y mi veneración a María, ni de su divino Hijo, que lo es vuestro también, toda vez que ha nacido de esta Virgen inmaculada que es tesoro vuestro y de la que os hizo Dios esposo para salvarguardar su virginidad.

martes, marzo 07, 2006

La Virgen de Luján: El negrito Manuel

El capitán de la nave conductora de la prodigiosa Imagen traía consigo un pobre y humilde esclavo natural de Angola. Víctima con su familia de los feroces negreros que ascolaban las costas africanas, había sido cargado en un navío del Real asiento de los negros y vendido en el Brasil. Cuenta a esta sazón alrededor de nueve años y está instruído en la Doctrina. El espectáculo portentoso de que es testigo en las inmediaciones de la Cañada de la Cruz conmueve hondamente su ingenuo corazón y su alma pura e inocente, grabando en ellos la impresión indeleble de lo sobrenatural. Los resplandores del júbilo interior se reflejan en el rostro bruñido del pobre negro, y su amo, al notarlo, resuelve dejarlo como "donado" a la Madre de Dios. Confíalo, pues, a la tutela de D. Rosendo y le consagra de por vida al culto de la benditísima Virgen María. Nadie describirá el gozo del afortunado Manuelito. Conságrase enteramente a su nuevo cargo: la Efigie bendita es el espejo en que se mira y su altarcito es un manojo de flores, siempre limpio y con luz, cuajado con los místicos ex votos del paisanaje.
Así las cosas, acaece en 1670 la muerte de D. Rosendo. Pasan todos sus bienes al hermano, D. Juan de Oramas quien, desconociendo la calidad de sacristán y esclavo de la Virgen del negro (ya cincuentón), pretende llavárselo a Buenos Aires. Era cosa averiguada, con todo, que el capitán su amo, volviendo de las provincias arribeñas, después de dejar a la Virgen de la Consolación en Sumampa, habíase hospedado en la casa que poseía D. Rosendo en Buenos Aires, donde enfermó y murió, dejando por heredero de todos sus bienes, exceptuando el negro Manuel, a su amigo, no sin haberle recordado muchas veces la donación hecha a la santa Imagen, insistiendo en que el negrito no tenía más amo que a la Sma. Virgen.

II

Mas D. Juan de Oramas responde que es heredero de todos los bienes de su hermano; y el desventurado Manuel piensa con el corazón dolorido que ha sonado la hora de abandonar su querida ermita y separarse de la dulce Imagen. Recobra aliento, sin embargo, y tras una fervorosa súplica a la Madre de Dios, baja personalmente a Buenos Aires a defender sus derechos. Los defiende con la tenacidad y el valor que inspira el peligro de una pérdida irreparable y sostiene su tesis brillantamente: "soy de la Virgen de Luján, de nadie más; he sido donado a Ella por el capitán mi amo, que Dios haya en su gloria; desde muchacho me ha consagrado al servicio de la Virgen. Ni el heredero ni nadie pueden demostrar lo contrario". El pleito, con todo, no tenía buen cariz para Manuel. Pero su celéstial Dueña compadécese de él e inspira a una gran devota suya ofrezca a don Juan de Oramas una cantidad por el negro. Acábase el pleito al punto, y el esclavo de la Virgen vuela a su ermita cual paloma de monte que escapa a duras penas del halcón.
Con acendrado amor, después de tales angustias, dedícase al culto de la prodigiosa Imagen. Cuida de la humilde capilla, inventa nuevos obsequios para la Madre de Dios, pregona el culto de María, narrando a cuantos llegan el portento de la carreta y las gracias singulares que otorga a los peregrinos, de las cuales es testigo. Es hombre que baja ya la otra vertiente de la existencia: la vida santa que lleva le ha transformado; sobre su renegrida tez flota uno como nimbo de luz que dulcifica lo que hay de austero en todo su porte y da a su fisionomía, nada aristocrática, ese no sé qué, reflejo de la santidad, a cuya aparición el silencio y el respeto se imponen y constituye irresistible y misterioso atractivo...

III

Aquel pobre negro, arrancado a las costas africanas, menospreciado por los más, merece, en efecto, por su fidelidad al cargo recibido, por su candor, por su espíritu de oración y apartamiento de las creaturas que la Reina de los Angeles se le comunique con aquella familiaridad con que el Verbo mismo, por quien todo fué creado en cielos y tierra, se manifiesta a las almas, familiaritas stupenda nimis, que dice Kempis, familiaridad estupenda en sumo grado. A su vez, el esclavo, de sencillez ingénita, se dirige a la excelsa Señora con la confianza propia del hijo a su madre. Oigamos la tradición: "En ciertas ocasiones, yendo el negrito Manuel a visitar de noche a la santa Imagen, nota con indecible asombro que falta del nicho, volviéndola a encontrar en él por la mañana con el ruedo de su manto azul mojado de rocío, con la saya cubierta de cadillos y de abrojos, y con polvo, menuda arena y algún lodo en las fimbrias. En estas ocasiones empezaba a clamarla el negrito: "¡Pero, Señora mía, qué hacéis? ¿Qué necesidad tenéis Vos de salir de vuestro nicho para remediar cualquier necesidad, siendo como sois tan poderosa para obrar toda maravilla sin salir de aquí? ¿Y cómo sois tan amiga de los pecadores que salís en su busca, cuando véis que no os hacen caso y os tratan tan mal?"
En días tales, renueva su devoción y afánase por prestar mayor servicio a su Ama celestial.
Cuando la tarde declina y la hora llega de entregarse al descanso, el pobre negro reúne en su derredor a todos los presentes y reza con ellos el santo Rosario. Siéntase luego y, en lenguaje "perfumado de unción y de agreste simplicidad", exhorta a los romeros a esperar siempre en María Inmaculada. Y cuando todos se han retirado para buscar el sueño sobre los cueros que forman todo su apero y les sirven de cama en la inmensidad de la Pampa, el donado póstrase de nuevo ante su Reina y prolonga su conversación con Ella hasta altas horas de la noche.

IV
Junto con el amor a la sagrada Imagen ejercita Manuel las obras de misericordia. Recibe con respeto a los enfermos y mediante sus plegarias, las unciones que les hace con el sebo o el aceite que arde en el altar de la Virgen, las infusiones que les da a beber, procúrales consuelo y mejoría; más aún, alcanza de Dios extraordinarias curaciones, como sucedió con el licenciado D. Pedro de Montalbo.
Por los años de 1682, hallábase éste desahuciado de los médicos. La tisis le consumía rápidamente. Puso el de Montalbo su confianza en Ntra. Sra. de Luján y, más muerto que vivo, hízose colocar en un carretón para venir a los pies de la Virgen. Habiendo llegado como a una legua de la capilla, le dió tal accidente que los conductores le tuvieron por muerto. Pararon por fin a la entrada del oratorio y, desunciendo los bueyes, bajáronle de la carreta con sumo cuidado y lo presentaron al negro sacristán. Este con gran respeto, ungió el pecho del sacerdote moribundo y, viendo que volvía en sí, díjole: "!Animo, padre mío, que ha de sanar perfectamente, pues mi Ama lo quiere para su primer capellán!". Acto seguido, hizo preparar por una señora muy devota de la Virgen, llamada doña María Díaz, una infusión con los abrojos y cadillos sacados del vestido de la santa Imagen, y diósela a beber. Sanó el enfermo, se consagró al culto de la Madre de Dios, y durante diez y nueve años aun fué el apóstol y el capellán de la Pura y Limpia Concepción del río Luján.
Tenía Manuel proyectado un templo para la portentosa Efigie. Recorre las estancias y los pagos lejanos y logra reunir una cosiderable suma que añade a las limosnas de los peregrinos. Con la presencia del Padre Montalbo ve realizado uno de sus sueños dorados, y entrégase con nuevo fervor al culto de María de Luján. Vestido de ruda arpillera a raíz de las carnes, criando barba a manera de ermitaño, llega con tan santa vida hasta una decrépita ancianidad. Hallándose, por fin, enfermo de gravedad, anucia el día de su muerte, y expira en la fecha que la Virgen le había revelado.
Murió en opinión de santidad, y es tradición que sus restos yacen bajo el Altar Mayor, a los pies de la bendita Imagen que tanto había venerado y amado.

¡Beati pauperes spiritu!... ¡Beati mites!... ¡Beati misericordes!... ¡Beati mundo corde!

(Capitulo Segundo Historia Popular de la Virgen de Luján, Patrona Jurada de Argentina, Uruguay y Paraguay, por Ham Deimiles, tercera edición, 1944)

Capitulo Primero: Origen maravilloso de la Imagen

domingo, marzo 05, 2006

Valor infinito de la Santa Misa

¡Oh Jesús mío! me uno a todas las Misas que se celebran en todo el mundo, ofreciéndolas en unión con las intenciones de tu Sagrado Corazón, te pido que reserves para mí, de cada Misa una gota de Tu preciosa Sangre, para satisfacer por mis pecados y por el castigo que ellos merecen y para la santificación de los sacerdotes.
Concédeme también la gracia de obtener por los méritos de cada Misa, la libertad para una alma de las penas del Purgatorio, la conversión de un pecador, y también que una alma en las agonías de la muerte obtenga misericordia, y para que se evite el pecado mortal que es tan doloroso a tu Sagrado Corazón.

La Santa Misa es la más alta forma de adoración. Es la renovación del Sacrificio del Calvario. Más gloria y más acciones de gracias da a Dios una Misa de la que le pueden dar juntos, la eterna adoración de los bienaventurados en el cielo, en la tierra y en el purgatorio. En la Santa Misa, el mismo Jesucristo Dios y Hombre es nuestro intercesor, nuestro sacerdote y nuestra víctima. Siendo Dios y Hombre, sus oraciones, sus méritos y sus sacrificios son de valor infinito.

miércoles, marzo 01, 2006

Origen maravilloso de la Imagen de la Virgen de Luján

I
Corrian los años de 1630. Cierto portugués de la ciudad de Córdoba del Tucumán quiso levantar en su propiedad una capilla a la Reina de los Angeles honrándola en el misterio de su Pura y Limpia Concepción. Con este fin, escribió a un compatriota suyo, residente en el Brasil, que le remitiese una imagen de la Inmaculada Virgen María. Hízolo así el buen amigo y, en vez de una, le destinó dos estatuas bien acondicionadas en sendos cajoncitos, pues, como eran de terracota no quería que sufriesen alguna avaría en el peligroso viaje. Eran las dos imágenes, la una de Nuestra Señora de la Consolación, venerada hoy en Sumampa (Santiago del Estero), y su compañera la Pura y Limpia Concepción, a cuya sombra nació, se hizo grande y adquirió universal renombre la que es hoy villa y ciudad de Luján. Dice la tradición que el conductor de los sagrados íconos era también portugués y, además, capitán de navío. Surcó con su carabela las aguas zafirinas y borrascosas del golfo Santa Catalina y ancló el venturoso marino, guiado por la Iglesia llamada Estrella del mar, en las plateadas corrientes del puerto de Santa María de los Buenos Aires.

II
Desembarcó sin tardanza y, habiendo colocado sus dos amadas prendas en una carreta, incorporóse a una caravana que partía para el Tucumán. Al tercer día del lento viaje llegaba la tropa de carretas al río Luján, vadeándolo por el paso del Arbol sólo, llamado después Paso de la Virgen. Al atardecer toda la caravana hizo alto a orillas de la Cañada de la Cruz, en una estancia cuya única mansión ocupaba el dueño, don Rosendo de Oramas. Todos los expedicionarios, acomodándose en sus carretones pernoctaron en el lugar, distante cinco leguas al Noroeste de la actual ciudad de Luján.
Despertaron al día siguiente con el gorjeo de los mil pintados pajarillos y los rayos del sol que doraba el inculto desierto americano. Después de haber adorado al Creador y haber hecho correr el mate a la redonda, trataron los troperos de proseguir el viaje. El capitán de navío dió orden para que unciesen los bueyes de su carreta y se dispuso a seguir la caravana ocupando su correspondiente lugar...
Esta fué la hora escogida por la dulcísima Madre de Dios para realizar el prodigio que debía dar origen a todos los sucesos memorables, a todas las gracias y favores, a las rústicas ermitas, a las iglesias que precedieron a la actual Basílica Internacional y fundar el pueblo mismo de Luján.
Es, pues, el caso que, uncidos los bueyes al pértigo, enarbola el conductor la picana y con ronca voz da la señal de marcha. Bajan el testuz las robustas y pacientes bestias y tratan de arrancar: en vano. Por más esfuerzos que hacen no se mueven las ruedas una pulgada. Dijérase que una causa misteriosa había enclavado en el duro suelo la astrosa carreta. Salta entonces el boyero de su vehículo y, viendo que el camino no ofrece obstáculos, que las ruedan están en buen estado, atribuye a flaqueza de sus bestias el contratiempo. Manda en consecuencia atar otras yuntas que secunden a los del pértigo, y encaramándose en su puesto, comienza a animar a las bestias, ora llamándolas por sus nombres (cosa común en los boyeros) ora apelando al doloroso aguijón. Redoblan sus esfuerzos los mansos y poderosos cuadrúpedos: trabajo perdido. El carretón no se mueve un ápice...

III
Corrido, confuso el capitán de navío por tan extraño contratiempo, no atina a tomar medida, y él que había capeado con donaire las tempestades del océano, se ve ahora impotente para mover una triste carreta. Los troperos, por su parte, y los peones de D. Rosendo, intrigados por la detención de un vehículo que desconcierta toda la caravana, acuden en grupos alrededor de la carreta, y pónense de consuno a azuzar a la boyada; unos gritan amenazando con la picana, otros halagan a las bestias, y no falta quien, airado apalea y clava el aguijón a los pacientes animales. Pero el carro no se mueve. Y los bueyes, cansados del esfuerzo, impotentes, vuelven a su inmovilidad de piedra. Fastidiados los viajeros al ver que la cosa lleva cariz de eternizarse, aconsejan al conductor baje de la carreta cuanto bulto lleva. Hácese así, y los bueyes arrancan a buen paso. Estupefactos los testigos (pues lo descargado era de muy poco peso) preguntan al capitán: "¿que puede traer en sus bultos que impida de esa manera el viaje?". A los cual responde: "absolutamente la misma carga que los días anteriores, traída sin estorbos hasta aquí". Y añade que entre el corto flete que lleva van dos imágenes de la Sma. Virgen destinadas a las provincias del norte. Cruza entoces como un relámpago por la mente de los testigos y le dicen: "embarque, capitán, nuevamente esos dos cajoncitos solos en la carreta". Obedece el conductor y el vehículo, sin más carga que las imágenes, vuelve a su inmovilidad primera. En vano aguijonean la boyada: el carretón no es movido un jeme...

IV
Uno de los presentes (quizás por inspiración divina) dice entonces al capitán de navío: "Señor, mande sacar uno de los dos bultos y veamos qué sucede". Cúmplese la orden; pero la carreta, por más que los bueyen tiran, no se mueve. - "Truéquense los cajones, ordena entonces el testigo, y veamos qué misterio hay en todo esto". Bájase el cajoncito embarcado y el compañero toma su lugar en el carro. Se da la orden de marcha y los bueyes arrancan sin esfuerzo y el vehículo se mueve rápidamente...
Clavan entonces los presentes sus ojos en el cajoncito yacente a sus pies y, cediendo la admiración el puesto a esa emoción que es la más honda e incontenible del ser humano, la emoción religiosa, levantan todos un grito que debió repetir por modo extraño en el augusto silencio y la soledad inmensa de la Pampa: "¡Milagro!... ¡Milagro!". Y junto con el clamor brotaban del corazón, temblaban en los párpados y rodaban por el atezado rostro de aquellos hombres, esas lágrimas de sobrehumana ternura, que sólo la Fe produce y justifica.
Comprenden luego que es voluntad de Dios que siente sus reales en esta soledad la Imagen de María encerrada en el cajoncito y, pasado el primer momento de estupor, quieren recrear sus ojos en la contemplación de la prenda que el cielo les envía... Abrese el arca diminuta y aparece ante sus húmedos ojos la hermosa efigie que se llamará la Pura y Limpia Concepción del río Luján. Más bella les pareció que el lucero de la mañana, más suave que la alborada, más amable que los levantes de la aurora. Póstranse todos en tierra y, rindiédole el culto debido a la Madre de Dios, estampan en la orla de su manto y en sus virgíneos pies castos y fervorosos besos.

V
Capataces, troperos y peones se dan mil parabienes por haber sido intrumentos de tanto favor y resuelven llevar la santa imagen a la morada de D. Rosendo de Oramas. Acuden la familia del hacendado, sus peones y todos los viajeros, y se organiza una devota procesión ¡la primera! en la cual si faltó el aparato y la densa muchedumbre, brilló en cambio el fervor y la sencillez tan gratos a Dios. Llega la pastoril teoría, cuy vista debió alegrar a los ángeles, a la rústica morada de D. Rosendo y, entronizando a la Virgen en la pieza más decente, todos los concurrentes ríndenle nuevamente los homenajes que sus hijos habían de renovar de siglo en siglo.
De creer es que acamparían los expedicionarios algunos días en este paraje con el fin de satisfacer su devoción agradecida y para esparcir en los contornos la buena nueva. Acuden, en efecto, los devotos hacendados y peones de las estancias y de los pagos circunvecinos a venerar la portentosa imagen y a informarse de labios mismos de los testigos oculares sobre los pormenores del prodigio. Troperos hay que llegan hasta Buenos Aires y pregonan la gracia señalada con que la Madre de Dios ha enriquecido esta región del Plata. Conmuévese la ciudad y buen golpe de vecinos emprende el viaje a la Cañada de la Cruz. Los troperos reanudan su marcha al noroeste en demanda del pago de Sumampa, divulgando la fausta noticia por todos los ámbitos de las gobernaciones de Buenos Aires y de Tucumán.
Pasado algún tiempo comprende D. Rosendo Oramas que la bendita Imagen ha menester de una capilla y, a instancias de los peregrinos, levanta una ermita de adobe y paja en la que Ntra. Sra. de Luján recibe las tiernas manifestaciones de fe y amor de sus hijos que acuden de todos los pagos de la Provincia con sus plegarias y sus ofrendas. En la humilde choza es venerada la santa Efigie alrededor de cuarenta años (1630-1670).

(Capitulo Primero Historia Popular de la Virgen de Luján, Patrona Jurada de Argentina, Uruguay y Paraguay, por Ham Deimiles, tercera edición, 1944)

Capitulo Segundo: El negrito Manuel
Oda por el negrito Manuel de Luján
Oración a Nuestra Señora de Luján
Himno a la Virgen de Luján

Oración a Ntra. Sra. de Luján

Protectora de la República Argentina y de las Repúblicas del Uruguay y del Paraguay

Dios os salve, ¡oh portentosa y coronada Virgen de Luján! y fundadora de esta villa donde quisisteis recibir culto en la milagrosa Imagen que en ella dejasteis, como prenda de vuestra protección a estos pueblos del Plata. ¡Oh gran Reina, a Vos acuden con confianza y se cubren bajo el manto de vuestra protección, pues a cuantos imploran vuestro patrocinio abrís Vos las entrañas de vuestra maternal misericordia! Vos sois el auxilio de los cristianos, la madre de los huérfanos, la defensa de viudas, el abrigo de los pobres, el consuelo de los afligidos, la redención de los cautivos, la salud de los enfermos, la estrella de los navegantes, el puerto seguro de los náufragos, el amparo y escudo de los combatientes, la corona y el triunfo de los vencedores, la esperanza de los moribundos, la vida, en fin, de vuestros devotos. Proteged, gran Señora, vuestra Villa y vuestro pueblo argentino en sus diversas provincias. Conceded igual protección a los pueblos hermanos del Uruguay y del Paraguay; mantenedlos en la fe católica a pesar de las maquinaciones de los incrédulos, dadles sacerdotes celosos de su salvación, autoridades honradas y cristianas e inspirad en todos fe, abnegación y caridad. Oid favorablemente a los numerosos devotos que de todas partes en sus necesidades a Vos acuden confiados en vuestra protección, que os visitan y veneran en vuestra milagrosa Imagen de Luján. Acordaos siempre !oh Reina del Plata! de vuestros protegidos; defendedlos de sus enemigos y de su propia flaqueza, a fin de que lleguen a la patria celestial donde os alabarán en la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, por los siglos infinitos. Asís sea.

Buenos Aires, marzo 29 de 1889.

Vista esta oración, la aprobamos y concedemos ochenta días de indulgencia por rezarla devotamente.
+ FEDERICO, Arzbispo de Buenos Aires

El 12 de Octubre 1930 fué jurada Patrona de las tres repúblicas por los prelados de las naciones rioplantenses, las autoridades y un denso y fervoroso concurso.

Oda por el negrito Manuel de Luján

Con trama de sus amores,
con la urdimbre de su fe,
quiero tejer una oda
por el negrito Manuel.

Esclavo fué de la Virgen,
que es la madre del amor.
¿Cuándo destino más alto
aquí en la tierra se vió?

Esclavito sin cadenas,
que por ternura filial
siempre estaba encadenado
al pie del querido altar.

Su Señora era muy blanca,
con blancura de azucena.
Su Señora del amor
albor tenía de estrella.

Viéndolos juntos, la Virgen,
más y más resplandecía.
Blancura igual no la tiene
ni la nieve de las cimas.

Junto a su bella Señora,
a su amita de los Cielos,
el pobre negro Manuel
parecía aún más negro.

Pero su alma ¡qué blanca!
Llena de fe e inocencia,
parecía aún más nívea
en esa forma tan negra.

Sus manos toscas y rudas
rondaban a su Señora,
en homenaje perpetuo
de enlutadas mariposas.

Traían flores del campo;
¡con qué amor las recogían
y con que amor las dejaban
a las plantas de su amita!

En el rancho de totora
siempre estuvo el fiel esclavo;
y cuando la Madre tuvo
un templo en su honor alzado,

siguieron viéndolos juntos:
La Virgen más esplendía
y ante su Reina, el esclavo
más negro aún parecía.

Con trama de tu ternura,
con tu santa y pura fe,
te fuí tejiendo esta oda,
noble negrito Manuel.

Maruja Aguiar de Marian, Montevideo, Octubre 1939

Himno a la Virgen de Luján


1
Gloria, gloria a la Virgen del Plata,
De los cielos la Reina eternal!
Ya la aclama su excelsa Patrona
Buenos Aires con himnos de paz.

DÚO

Los anhelos del Pueblo Argentino,
De las almas la ardiente oración,
Se difunden con voces de júbilo
En un canto sublime de amor.

2
Ya responde con gritos de gloria
El heroico, feliz Paraguay;
Y hasta el cielo levanta las voces
Con sus himnos la Banda Oriental.

3
Da la Patria los cielos hermosos
Forman ya tu luciente dosel;
Tus altares adorna con flores
Del gran Pueblo Argentino la Fe.

La Virgen Maria y la Creación

Para plasmar tus formas en el mármol
y retratarte en inmortales lienzos,
o bien del genio en la embriaguez sublime
aprisionar en rimas armoniosas
tu divina belleza.

Se encorvaron ingenios escogidos
a concertar la idea con el verso;
en ímproba labor amables rostros
les vimos esbozar y, ya acabados,
retrocar con la lima.

Mas, después de crear obra perenne,
sufren todos el triste desengaño
que ni el Titán del arte vencer pudo...
eres bella, María, mas del genio
cae el ideal vencido.

Tan sólo expresar pudo tus hechizos
el Creador con mano omnipotente:
dió por corona a tu real semblante
los tintes de la aurora.

Tú, benigna. Tú, hermosa como Luna,
estrella de la mar que entre las olas
al navegante guías en noche oscura
a la ribera amada.

Te envuelve el Sol y su esplendor irradias,
te viste el Arco Iris de belleza,
te canta el ave y dánte su perfumo
los lirios y las rosas.

Pintan la blanca luz de la alborada
y la estrellada noche tus hechizos,
con las mieses doradas y las flores
que envidian tu donaire.

Te contemplo en las trémulas corolas
que beben la nueva luz y el rocío
en el valle, en el río y las colinas
que siempre te sonríen.

Habla de Ti también la hora postrera
del día que al ocaso ya declina...
rojo y áureo es el cielo en el Poniente;
los colores se esfuman,

Y sube de la sombra ya crecida
en lontananza un resplandor de brasas.
Céfiro blando bésanos el rostro,
y en la selva se esconde.

Allá a lo lejos suena el estribillo
del pastorcito que la grey conduce,
idilios crea en la enramada y alegra
el monte y la llanuara.

Brillan arriba Sirio y el Lucero,
entra la noche y ya se enfría el aire,
todo rumor acalla la hora tarda,
la paz el mundo envuelve.

Hora solemne, en ella se difunde
con ritmo lento el son de la campana
que canta por ciudades y desiertos
las glorias de la Virgen.

El alma se concentra emocionada,
inunda el corazón honda poesía,
y el peregrino con amor solloza
¡Dios te salve, María!

Ham Deimiles, 1944

domingo, febrero 26, 2006

Oración al Salvador del género humano

Imagen: Grafisol - Sevilla

Oh, Dios, que a tu Unigénito constituistes Salvador del género humano y mandastes se llamara JESUS, concédenos propicio que, así como veneramos en la tierra su Santo Nombre, así gocemos también en el Cielo de su vista.
Por el mismo Señor...

martes, febrero 21, 2006

Santísima Virgen del Coro de la Concepción de Agreda

Regalo del Conde de Lemus a la Venerable Madre Maria de Jesús.

ORIGEN DE LA VIRGEN DEL CORO.
Sor María de Jesús de Agreda apoyada en la palabra que el Señor le tenía dada de no negarle ninguna cosa que fuera conveniente a su bien espiritual, había pedido a Su Majestad, siendo Abadesa del Convento, una Imagen de la Purísima Concepción para colocarla en el coro. Un día, se hallaba en el oratorio del Excmo. Sr. Conde de Lemus, que residía en Madrid, el ejemplarisimo religioso franciscano R. P. Fr. Pedro Menterón, mirando atentamente una imagen de la Purísima Concepción que alli habia, y absorto y embelesado con su peregrina hermosura, se volvió al Conde, lleno de fervor, y le dijo: - "Esta sagrada Imagen, señor, no está bien en este oratorio. - Pues dónde se ha de colocar?, respondió S. E. Suspendióse un poco el siervo de Dios, mirando otravez la Imagen, y, vuelto al Conde, añadió: - Este peregrino simulacro lo ha de enviar V. E. a la Madre María de Jesús, Abadesa del convento de la Purísima Concepción de la villa de Agreda, porque es voluntad del Altísimo que en aquel convento obre grandes cosas de su divino beneplácito". Y movido con esta manifestación, el Conde de Lemus envió esta Imagen a la Venerable Abadesa, que la recibió con grande consuelo de su alma, dando gracias a su divino Esposo por haberle concedido lo que tanto deseaba.

PRIVILEGIOS CONCEDIDOS POR EL ALTISIMO A LA SAGRADA IMAGEN DEL CORO. -
Refiere la Venerable Madre María de Jesús que el día de la Purificación de Ntra. Señora concedió el Señor a esta Imagen de la Virgen del Coro poderosísimas gracias contra el demonio, la gracia excitante para salir del pecado, disponerse a recibir los santos sacramentos y conseguir la justificación, gracia especial contra las tempestades, truenos y rayos, contra la desesperación, los escrúpulos y para serenar las conciencias, contra la embriaguez, las enfermedades de cuerpo y alma, los espantos y miedos; todas las gracias que hasta aquel día tenía concedidas a otras sagradas imágenes en todo el mundo, y, finalmente, la Santísima Trinidad le otorgó que la Madre de Dios haría en el cielo delante del Trono del Todopoderoso la misma petición que con afecto devoto se hiciera en presencia de dicha Imagen.

ORACION A LA VIRGEN DEL CORO

Suplícoos, suavísima Madre de Dios, que tengais por bien de visitarme en mis tribulaciones y confortarme para caminar por el camino de la vida, alumbrando los ojos de mi alma afligida y que carece de luz del cielo, avivando la esperanza de la posesión del eterno y sumo bien, para correr sin cansarme hasta llegar a beber y saciarme de la fuente de la vida. Amén.

(Tres Avemarias y el "Acordaos")
(Con licencia eclesiástica)

lunes, febrero 20, 2006

Adelante! Con Maria Madre y la Cruz!

Con Maria Madre y la Cruz... salvaremos al Mundo.
Oh Maria, Imaculado Reina del Universo!
Triunfad y Reinad!

ORACIÓN

Señor mío, Jesucristo, Hijo del Eterno Padre, muerto en Cruz para darnos Vida y Salvación; haz que el Espíritu Santo habite en nuestros corazones y recibamos la luz de tus Mensajes.
Concédenos que la Reina de Cielos y Tierra, Madre tuya Santísima, sea nuestra Defensora en esta HORA DEL PODER DE LAS TINIEBLAS.
Oh Maria Madre! Nos has llamado a formar en tus Unidades. Seremos fieles y aguerridos soldados tuyos. Combatir bajo tu Bandera es hacer temblar al enemigo. El teme la Majestad de tu Mirada y el vigor de tu Brazo.
Refleja en nosotros tu luz y tu fervor y haz que te asemejemos.
Oh Maria Madre! Sé la salvación de tu pueblo.
Así sea.

viernes, febrero 17, 2006

Reglamento de vida cristiana


Cada dia

1. Reza todos los dias tus oraciones por la mañana y por la noche.
2. Si pudieses oir la Misa antes de ir a tu trabajo o al Colegio, tanto mejor. Cuántos lo hacen!
3. Comulga con frecuencia. Ojalá pudieses hacerlo cada día!
4. Estudia o trabaja para agradar a Dios y santificarte.
5. Por la tarde, no podrías hacer una Visita, aunque breve, a Jesús Sacramentado?
6. No dejes ningún día el santo Rosario; y si no se reza en tu familia, procura introducirlo.
7. No seas trasnochador; y acostúmbrate a acostarte pronto y a levantarte de mañanita. Esto es bueno para la salud del cuerpo y para el alma.
8. Propón cada día portarte mejor que el día anterior y ser cada día más sabio y más santo.

Casa semana

1. No dejes nunca la santa Misa en las fiestas de precepto, porque es de rigurosa obligación.
2. No trabajes en tales días, y procura que no se trabaje en tu casa.
3. Procura recibir los Santos Sacramentos de Confesión y Comunión.
4. Guarda también las demás fiestas, como Corpus, San José, etc.
5. Asiste a las functiones religiosas que se hagan en las iglesia.

Siempre

1. Procura vivir siempre en gracia de Dios, o sea, sin pecado mortal.
2. No te dejes llevar de la demasiada afición a los deportes.
3. El día de tu santo Patrón no lo dejes pasar sin recibir los Sacramentos.
4. Huye de los espectáculos inmorales por que pervertirían tu corazón.
5. Sé muyy devoto de Jesús y de María Santísima, que tanto te aman.
6. Haz el bien que puedas a los demás, por amor de Dios.
7. Alistate entre los miembros de la ACCION CATOLICA y cumple como tal.
8. Sé siempre fiel y constante en cumplir con los deberes de cristiano.
9. Sea este Misalito tu más fiel y constante amigo, y haz lo que te dice.
10. Si así lo cumples, te aseguro que alcanzarás la gloria eterna del Cielo.

Dal: Misalito Regina por el P. Luis Ribeira C.M. F.
Ilustraciones de Soler G., Editorial Regina S.A., Barcelona (España)
4° Edición, Julio 1956 (1° Edición 1952)

miércoles, febrero 15, 2006

Tu corazón es Mi habitación

Tu corazón es Mi habitación, abre y dejame entrar.

Intranquilo vive el corazón mientras no descanse en Dios (San Agustín)

Recuerdo de los Santos Ejercicios habidos en "Santa Ines"
Manizales, Marzo 15 de 1929

sábado, febrero 04, 2006

Triduo a la Vble. M. Sor María de Jesús de Agreda, Concepcionista Franciscana

Por la señal...
Señor mío Jesucristo...

Oración para todos los días

Dios Eterno y Misericordioso! Si la vida y heróicas virtudes de vuestra Sierva, Sor María de Jesús de Agreda, os son aceptas y agradables, escuchad nuestras súplicas y concedednos por su intercesión las gracias que hoy os pedimos, juntamente con la de su enaltecimiento, para gloria vuestra y bien de nuestras almas. Amén.

Día Primero

Oh esclarecida sierva del Altísimo! Mira la ignorancia que de día en día va apoderándose de las almas y que es causa de los males que padecemos, y ya que el Señor se dignó revelarnos por tu mediación para utilidad nuestra los misterios de la fe y los arcanos de la vida de María Santísima, alcánzanos juntamente con la gracia que te pedimos, una parte de aquel conocimiento tan perfecto, que tú poseíste, de las cosas de Dios y de las prerogativas y virtudes de tan excelente y virginal Señora, para vivir santamente aqui en la tierra y merecer al fin la eterna bienaventuranza del cielo. Amén.

(Pidase la gracia que se desee obtener).

Pater, Ave y Gloria.

ORACION FINAL

Oh Señor y Redentor del mundo!, glorificad cuanto antes en la tierra a la Venerable Madre María de Jesús de Agreda, por medio de la cual nos hiciste conocer los tesoros de gracias que admirablemente depositásteis en el alma de vuestra Santísima Madre. Os lo pedimos, Jesús dulcisimo, por los méritos de vuestra sacratísima Persona y por la intercesión de vuestra Inmaculada Madre. Amén.
Ruega por nosotros, Vble. M. Agreda, para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

Día Segundo

Al principio como el día primero.

ORACION

Oh solícita pregonera de la gloria de Dios!, que por la indecible lástima que desde tu infancia experimentaste a la vista de tantos pecadores como se condenan y de los muchos infieles que a falta de luz y de predicadores viven y mueren en las tinieblas de la infidelidad, mereciste de Dios la gracia de ser llevada milagrosamente a lejanas tierras especialmente del nuevo Méjico y de instruir en la fe católica a sus habitantes; compadécete de nosotros y alcánzanos del Señor la constancia en la fe y en las prácticas de la vida cristiana, como también la gracia especial que necesitamos. Por los méritos de nuestro Señor Jesucristo y los de su Inmaculada Madre María. Amén.

(Pidase la gracia, etc.)

Pater, Ave y Gloria y luego la Oración final y el verso: Ruega, etc....

Día Tercero

Al principio como el primer día.

ORACION

Regalada esposa del Inmaculado Jesús: Os felicitamos y nos alegramos en gran manera de los singulares dones de gracia y santidad con que os enriqueció el Señor en esta vida y al mismo tiempo os rogamos, con todo el afecto de nuestro corazón, os digneis alcanzarnos con vuestra eficaz intercesión, la gracia de que ahora tenemos necesidad, y aquella otra más importante, que es la de vivir y morir santamente. Amén.

(Pidase la gracia, etc.)

Pater, Ave y Gloria y luego la Oración final y el verso: Ruega, etc....

Con licencia eclesiastica